Recuerdo muy bien el
día que llegué a la comunidad de las Hermanas Carmelitas Teresas de San
José, a la casa de Medellín-Noviciado, buscando continuar el camino que
silenciosamente el mismo CRISTO me ha
marcado; pero que gran sorpresa me encontré allí, al escuchar a las hermanas
hablar, con sencillez y alegría, de las Madres Fundadoras, sus principios y de
ciertos datos biográficos de las mismas; y ni que decir, al observar el retrato
donde están representadas las dos, madre e hija fundadoras de esta gran empresa.
No sabría explicar
concretamente lo que sentí por que fueron muchos los sentimientos e incluso vi
mi propia vida reflejada en estas dos mujeres; y por ello cada vez que leo a Merced
de Cristo y algunos textos más de Teresa Toda y Teresa Guasch me parece ya
estar escrita mi propia vida; muchas veces me brotan algunas lágrimas al
recordar en ellas las situaciones y sufrimientos por los que hemos tenido que pasar
mi madre y yo. Pero a la vez puedo comprender muy bien para que ha permitido
Dios todo esto en nosotras. Creo que nos tiene para algo muy especial aquí en
la tierra y en el cielo; así como lo fueron Teresa Toda y Teresa Guasch que a
pesar de su sufrimiento, y de la soledad se mantuvieron siempre fuertes hasta
el final, y hoy dejan en el corazón de cada Carmelita Teresa de San José y en
la Iglesia un recuerdo que perdurara por siempre.
Mi madre también se ha
sentido reflejada en esta gran historia, incluso cada vez se encomienda a estas
dos santas y en sus momentos de soledad no hace más que observar y analizar sus
vidas mediante algunas imágenes y de lo que escucha sobre ellas.
Gracias a Dios y a la Reina
del Carmelo, por encontrar una nueva familia y sobre todo por identificarme con
las Madres Fundadoras y con el Carisma que profundizaron con tanto amor y que
hoy nos dejan como herencia para que le demos vida con nuestro propio
testimonio y entrega.
Kelly
Johana Torres
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